Loraine Holmes x L'officiel | oct 2023
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Loraine Holmes: el triunfo de la intuición
Sofisticada y dueña de un estilo propio, la marca chilena Loraine Holmes ha sabido navegar en un mar de propuestas tanto en Chile como en el mundo. Su creadora, la diseñadora del mismo nombre, comenzó inspirandose en su madre y ha sabido tomar las oportunidades a punta de mucho trabajo y buenos presentimientos.
En medio de sus preparativos para viajar a Tranoï —exposición B2B enmarcada en Paris Fashion Week—, Loraine Holmes se da un tiempo para reflexionar sobre lo lejos que ha llegado como diseñadora de vestuario. Su marca es comercialmente estable —“durante la pandemia pudimos seguir con nuestro equipo sin problemas”, comenta—, y hoy apunta a nuevos horizontes, enfocando toda su energía en el mercado internacional. Fue allí donde empezó su aventura, cuando estudiando arte se dio cuenta de que quizás la moda era lo suyo. Viajó a Milán y se matriculó en el prestigioso Istituto Marangoni, hizo una pasantía con la española Teresa Helbig y regresó en 2015 dispuesta a dejarlo todo con su propia marca. “Siempre me ha gustado mucho la estética de las marcas italianas —mi marca favorita por excelencia es Prada— y también sus culturas. Algo hay en mis raíces familiares que me llamaba”, asegura la diseñadora, que figura entre las favoritas de Aitana, quien la contactó para adquirir un look usado en un shooting. “Obviamente le dije a su estilista que le regalaba la ropa, la escucho a todo volumen en mi auto siempre, ¡soy su fan!”, nos cuenta.
L’OFFICIEL: ¿Cómo ha sido este camino en la moda para ti?
LORAINE HOLMES: Ha sido muy entretenido. Desafiante, de mucho aprendizaje, pero es algo que no cambiaría por nada. Está en mi destino vivir este camino. Mirando hacia atrás, ha sido largo, vamos a cumplir nueve años con la marca y partió de una manera muy inesperada; en un principio estudiaba arte y en algún minuto me fui de intercambio a Italia, y allá me enamoré de este mundo e hice el switch. Fue una decisión muy rápida, me fui a vivir allá tres semanas y me quedé por cinco años. Vine a Chile de vacaciones pensando que volvería, y surgió la idea de la marca, tomé la decisión de hacerla y no me arrepiento. Uno sale de la universidad pensando que sabe algo y en realidad todo se aprende en el camino. A nivel estético y creativo hay una evolución; si bien desde los inicios hasta ahora siempre se ha mantenido un lenguaje muy propio de la marca, ha habido una madurez, una depuración de las ideas y su ADN, que tiene que ver con ir conociendo a la persona que usa la marca, conocer los gustos y lo que se espera de mí como diseñadora.
L’O: Obtuviste el reconocimiento Alumni de Marangoni, el único en Latinoamérica. ¿Sientes que en Chile te han reconocido también de alguna manera?
LH: Creo que sí, me siento una persona muy bendecida y estoy agradecida de que se reconozca mi trabajo. La marca ha tenido una aceptación que nunca esperé tanto en Chile como afuera, en Italia o Latinoamérica. Para mí todavía es un enigma porque es sorpresivo, es mágico. Me tocó ir en noviembre a un trunk show en Panamá, país que nunca había visitado; llegué y todos me saludaban diciendo “amo tu trabajo” y no lo creía, era como estar en un mundo paralelo. El alcance de las redes sociales es increíble. Lo de Marangoni es un honor, un orgullo sobre todo pensando de que nuestro país es muy lejano y no tan reconocido. Me gustaría poder dejar el nombre de Chile muy bien representado.
L’O: En esos primeros acercamientos a la moda, y teniendo en cuenta el empoderamiento femenino sobre el que pone énfasis tu marca, ¿qué mujeres fueron importantes para ti?
LH: Siempre mi motor en todas las colecciones son las mujeres, pero mi gran inspiración y admiración es mi mamá, y lo será siempre. Es una mujer demasiado power; fue madre muy joven y de muchos hijos, una de las primeras tres mujeres en recibirse de Arquitectura en Chile y que, a muy temprana edad, fue alcaldesa en Lo Barnechea, así que siempre ha tenido un punch muy fuerte.
De ella saqué esa veta independiente, trabajadora, que cree en sus sueños. También tuve una tía abuela demasiado elegante, preocupada por su estética, y me acuerdo de que cuando era chica la miraba y me fascinaba este mundo de joyas, sus looks. A los siete años me regaló una máquina de coser de juguete y así confeccionaba vestidos de Barbie.
También en Milán había mucha vida de barrio y me topaba con estas mujeres impecables de pies a cabeza. Me acuerdo haber pensado: a esta mujer quiero vestir, a esa persona que se da un tiempo todas las mañanas para ponerse lo que se le da la gana y a sentirse regia para salir a comprar el pan.
L’O: ¿Y sientes que has logrado vestirla?
LH: No sé si a esa mujer exactamente, porque es un poco mayor, pero sí a nuevas generaciones que están cada día más libres, que se atreven más a ponerse lo que quieren y lo que las hace sentir cómodas, sin miedo a sobresalir. Antes tenía la sensación de que uno se “arreglaba” para no llamar mucho la atención. Ese paradigma ha cambiado y hay más libertad en el proceso, no hay miedo por empujar un poco las barreras de lo tradicional.
“En Milán me acuerdo haber pensado 'a esta mujer quiero vestir, a esa que se da un tiempo para ponerse lo que se le da la gana y a sentirse regia para salir a comprar el pan'".
L’O: ¿En qué punto de tu carrera sientes que fue necesario plantearse ir más allá, aventurarte de manera más grande aun?
LH: Siento que todo lo que ha pasado en este camino se ha dado de una manera bien mágica, intuitiva; no voy a decir que he tenido suerte, porque hay mucho trabajo detrás, pero sí he podido fluir con las oportunidades que han ido apareciendo en el camino. Por otro lado, obviamente voy trazando metas desde pequeñas a grandes, las que dirigen mis pasos y me permiten crear estrategias. La idea de internacionalizar la marca ha existido desde que partí, dados mis inicios en Italia. Concretamente, comenzó en 2019 cuando me invitaron a participar en un showroom en París en plena Fashion Week, algo que se vio interrumpido por la pandemia. Se puso pausa, nos concentramos en Chile nunca paramos de trabajar ni tuvimos que reducir al equipo—, luego se reactivó el tema. Siempre he visto la marca desde una visión globalizada de la moda y se ha construido bajo un potencial de exportación, por eso me hace mucho sentido el seguir creciendo en otros países.
L’O: Si pensamos en lo latino y la moda, el mercado internacional tenía esta percepción estereotipada que ha cambiado gracias a figuras como Oscar de la Renta o Johanna Ortiz. ¿Cómo te ves inserta en ese ámbito internacional y cómo querrías que te percibieran?
LH: Algo que caracteriza mucho a la marca es la sinergia entre mis orígenes latinos y esta herencia aprendida viviendo en el extranjero, y eso se transmite a la hora de diseñar. Una parte es muy latina en cuanto a su sensualidad, uso del color, pero también tiene una sofisticación limpia, sharpness, que es muy europea. Conviven ambos mundos y ahí radica lo especial de la marca; esa combinación no es tan vista. A los diseñadores latinos que conocemos los relacionamos con una estética más caribeña, estampados, ruffles, y me parece desafiante mostrarle al mundo que hay latinos que tenemos otro enfoque, y especialmente entretenido que venga de un chileno. Nuestra identidad es muy diferente a la de ese latino más colorido, somos más sobrios, más clásicos, y creo que es una respuesta a nuestra geografía: vivimos en un lugar con una gran montaña, terremotea y todo nos hace más serios.
L’O: París y la moda han sido escenario de tus últimas incursiones. ¿Cómo ha sido el recibimiento allá?
LH: Ha sido muy bueno, también sorpresivo, y cada vez que voy vuelvo muy motivada, llena de energías renovadas y creyendo cada vez más en el proyecto. El año pasado en Tranoï alguien se me acercó el primer día y me dijo: “Cuando termine quédate un rato más porque queremos hacerte una entrevista”, y resulta que la entrevista era porque Christelle Kocher, la fundadora de Koche y Artistic Director tras CHANEL, Maison Lemarié y Tranoï, me había elegido como su marca favorita entre todas las que participaron. Al día siguiente teníamos a todos los medios italianos sacando fotos, preguntando, y uno dice “wow, algo estamos haciendo bien”.
L’O: Tu show en el Club Hípico en 2018 es uno de los más recordados de la escena. ¿Has pensado en volver a montar un desfile en Chile?
LH: Me encantaría. No está dentro de mis planes cercanos porque estoy poniendo toda la energía en el tema internacional, pero si se diera una oportunidad así, lo haría de todas maneras. El desfile es un show. Por lejos la parte más bonita como diseñadora, porque ves todo terminado, puesto en modelos maravillosas bajo una escena que todo lo eleva, y es como el parto, un momento muy mágico.
L’O: ¿Y hacer un desfile en Italia, lugar que vio tu génesis?
LH: Bueno, eso sería un sueño (ríe). Me encantaría.